cadalso
En los mercados de esclavos del Imperio romano, los cautivos eran expuestos
en un estrado, conocido como catasta, para que se destacara en medio
de la abigarrada muchedumbre y pudiera ser mejor apreciada por los posibles
compradores. Análogamente, los condenados a muerte eran ejecutados en
lugares bien visibles, como escarmiento para el pueblo. Con ese fin, se
montaba la catasta sobre una torre de madera llamada fala. De
la unión de ambas palabras se formó en latín vulgar catafalicum, que
los provenzales del Languedoc llamaron cadafalcs. La palabra cruzó
los Pirineos y llegó a España hacia 1260, durante los reinados de Alfonso X
de Castilla y de Jaime I de Aragón, bajo la forma cadafalso. En
documentos del año 1300 ya se escribe cadahalso, que perduraba aún
en tiempos de Cervantes, antes de llegar a la forma moderna cadalso
como vemos en este texto de Don Quijote:
Llegado, pues, el temeroso día, y, habiendo mandado el
duque que delante de la plaza del castillo se hiciese un espacioso cadahalso,
donde estuviesen los jueces del campo, y las dueñas, madre e hija,
demandantes, había acudido de todos los lugares y aldeas circunvecinas
infinita gente a ver la novedad de aquella batalla; que nunca otra tal no
habían visto ni oído decir en aquella tierra los que vivían, ni los que
habían muerto.
En el portugués de hoy se mantiene la palabra cadafalso
que, además de 'estrado para ejecutar a los condenados a muerte', significa
'estrado para actos solemnes'. El diccionario de la Academia Española todavía
mantiene esta última acepción, que es antigua, y actualmente no es recogida
por otros diccionarios modernos. La edición de 2014 conserva incluso el
arcaísmo cadahalso, marcado apenas como "poco usado". En
realidad, esta grafía era poco usada en el siglo XVII, pero es inexistente
en el español de hoy.
En italiano, la misma combinación de palabras designó el catafalco,
el ataúd de lujo para las exequias de los ricos y notables, y con ese
sentido e igual grafía entró nuevamente al castellano en el siglo XVIII,
como registra el Diccionario castellano, de Esteban de Terreros. En
portugué, catafalco es el estrado donde se coloca el ataúd o la
representación de un muerto al que se desea homenajear.
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